lunes, 1 de junio de 2009

18. Que se acabó el carnaval

Publicado el 28 de febrero de 2009


A los antiguos cofrades de la sociedad
dipsómana melódica


Pues resulta que estaba muy entretenido con rollos carnavalescos y otras circunstancias de la vida. No está mal que me meta en esos andares. No, para nada; lo que sí está mal es que no me procure el espacio inevitable para sentarme a garrapatear sobre el teclado, eso sí que está muy mal.

Ante tal ausencia de letras, han surgido reclamos por aquí y por allá de parte de algunos amigos que aseguran extrañar esta columna llena de migajas, cenizas y desvelos; les aseguro que me ha colmado de alegría recibir sus requerimientos, mismos que me dotan de los ánimos precisos para continuar con esta tarea de empecinado escribidor.

Sin ningún ánimo de justificarme por la falta de apariciones de esta columnejilla, quiero aprovechar el espacio que se me prodiga para relatarles la circunstancia (que más que eso ha sido una ocurrencia o más aún, un atrevimiento) que se convirtió en la causa indirecta de mi transitoria lejanía.

Sin mayores preámbulos les diré que se trata de mi lastimosa participación en el grupo de los Alcohólicos Armónicos, de antemano les aseguro que no pudo ocurrirse un nombre más atinado y certero para calificar a este grupo de alegres amigos y compadres, todos relajados, ocurrentes y medio locos; todos enjundiosos (pero moderados) adoradores del buen vino, la música popular, la vida disipada, el tabledance y los bailoteos propios del carnaval.

Seguramente han oído hablar de este grupo y tal vez nos recuerden en algunas de nuestras participaciones carnestolendas, tal vez como luchadores, superhéroes o policías, como el grupo de escoceses que desfiló hace algunos años o como el alborotado grupo de toreros que el reciente sábado de bando transformó el malecón de Campeche en la plaza de toros más grande de México, en la que muchos de los matadores cortamos rabos sin recibir orejas, pero eso sí, cosechamos carretadas de aplausos por parte del tendido.

Es importante mencionar que los miembros de la antigua cofradía de alcohólicos armónicos nos trastornamos del cerebro a partir de que se han encendido las velas de difuntos en el mes de noviembre, entonces se perpetran secretas tertulias en escondidas tabernas a las que es imposible entrar si se desconoce el santo y seña. En esos sitios, tenuemente iluminados, los cofrades nos perdemos en elucubraciones y devaneos vergonzosos en un principio y finalmente, colmados de imaginación y creatividad.

Posterior al martes de carnaval, volvemos a convertirnos en gente decente; unos son profesionistas o ejecutivos destacados, algunos somos servidores públicos comprometidos y otros más, empresarios exitosos; por lo general todos se comportan como personas normales, salvo excepciones que no mencionaré.

El lapso que dura el jolgorio de carnaval nos impulsa a asistir a continuos y agotadores ensayos de dos a tres veces por semana, algunas de estas sesiones son tan intensas que se prolongan hasta altas horas de la madrugada y nos dejan completamente extenuados. Pero todo este sacrificio es siempre con el afán de ofrecer el mejor espectáculo a los asistentes al bando.

Y el esfuerzo ha dado frutos: en el año 2000 la presentación “Sólo para Mujeres” valió para el primer lugar en el concurso de grupos organizados. Este honroso lugar se nos volvió a otorgar en el 2005 con el “Show de los Pinochos” y en el 2008 con “Invasión Vikinga”. Hay por ahí tres segundos lugares: 1997 con “Pinos de Boliche”, 2001 “Escoceses” y 2006 “Panzón Jackson”.

Este 2009 se ajustaron 15 años de participación continua en el carnaval campechano, quisimos celebrarlo vistiendo el traje de luces y montando el espectáculo denominado “Sangre de Torero”; nos hubiese gustado ocupar los primeros lugares en el bando pero en esta ocasión, los reconocimientos fueron merecidamente para otros grupos. No importa, eso no nos desanima, de cualquier manera hicimos nuestro mejor esfuerzo y nos divertimos tal como lo teníamos planeado, al mismo tiempo nos sirve de acicate para encontrar nuevas ideas para desarrollar en el futuro.

A estas alturas del año, y antes de que terminara el martes de pintadera, los alcohólicos armónicos ya habíamos logrado, en el ejercicio pleno de la democracia, ponernos de acuerdo en el tema a desarrollar para el próximo carnaval. Discúlpenme pero no puedo revelarlo, un código de honor me lo impide. Pero pueden estar seguros de que no saldremos disfrazados de mujeres ni de animales ni de cosa alguna que ofenda al público o que nos denigre a nosotros mismos. Esa es una norma de grupo.
Hoy todo ha vuelto a la normalidad, pero es de particular justicia hacer una mención especial a los fundadores de este alegre grupúsculo, un reconocimiento a los actuales integrantes, todos grandes y entrañables amigos, mi sincero agradecimiento a la paciente maestra de baile, a la señora que confecciona los trajes, a familiares y colaboradores y a todos los que de alguna forma u otra han intervenido y apoyado para hacer que los alcohólicos armónicos conviertan su motivo de diversión en toda una tradición del carnaval de Campeche.

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