domingo, 31 de mayo de 2009

13. Acerca del perdón

Publicado el 23 de diciembre de 2008




Que importante, necesario y fundamental es perdonar, los beneficios trascienden más allá del ámbito de las relaciones humanas y se internan en lo puramente espiritual. Perdonar es un acto de beneficio personal y un requerimiento para vivir la navidad en forma plena dado que prepara los escenarios interiores que facilitan el nacimiento de sentimientos positivos en los seres humanos.

En anteriores entregas he mencionado la necesidad de disponernos espiritualmente para celebrar las fiestas navideñas, esta preparación pasa necesariamente por reflexionar acerca del estado que guardan nuestras relaciones personales, por la construcción de familias sanas y llega hasta el ejercicio vital de perdonar, esto es, liberarse de odios y disponer de un espíritu limpio que nos prepare para recibir a Jesús en nuestras vidas.

Debo mencionar que no puedo aportar una definición de perdón que atrape todos los sentimientos y las emociones que encierra el acto mismo, en su lugar transcribiré un pequeño párrafo con el que tropecé en internet y cuyo autor no es citado, en dicho texto se afirma que perdonar no significa olvidar o negar las cosas dolorosas ocurridas, pero representan una afirmación de que las cosas malas que nos sucedieron no arruinarán nuestro presente, aún cuando hayan arruinado nuestro pasado.

En este sentido y entre todas las particularidades y generalidades tan distintas e irregulares que a menudo inundan mi correo electrónico, recibí una presentación que se ajusta perfectamente al tema en cuestión, en ella se menciona a un personaje que con el afán de vengarse de alguien que lo había agredido, cargaba en su mochila una enorme piedra la cual arrojaría a su ofensor en la primera oportunidad que se le presente.

Días y noches, durante 20 años, llevó sobre sus hombros la mochila con la piedra en ella, la llevaba a todos lados, caminaba con dificultad por el peso de aquel enorme guijarro. Cuando se presentó la ocasión, se dio cuenta que ya no tenía sentido alguno cobrar la venganza, se deshizo de la piedra y caminó liberado de esa carga.

La historia de este personaje puede ser la historia de muchas personas, y el problema se hace más grave porque en muchas ocasiones no es solo una piedra la que cargan en sus mochilas, son toneladas de piedras llevadas sobre los hombros que representan todo un cargamento de rencores, odios, insatisfacciones, resentimientos y deseos de venganza acumulados a lo largo de sus vidas.

¿No sienten el peso enorme sobre sus hombros? ¿No sienten la necesidad de liberarse de esa carga? ¿No sería preferible caminar más ligero, desprovistos de pesos innecesarios, de incomodidades y lastres? Porque además esa mochila es intransferible y nadie puede ayudarnos a cargarla.

Si, es cierto, perdonar no es fácil, pero es necesario y fundamental para el bienestar y la armonía emocional de las personas. Perdonar ayuda a mantener el equilibrio íntimo, a recuperar la paz interior y el optimismo y finalmente, a ser un poco más felices.

Perdonar depende de la buena voluntad, del deseo, de la disposición personal para dejar ir aquello que ha hecho daño en algún momento, se trata de soltar el odio, de liberarse del rencor y el resentimiento que nubla la razón, que envenena el corazón. Perdonar aleja de nuestras vidas los sentimientos aciagos y la energía negativa.

El acto de perdonar no surge de manera natural y espontánea en las personas, a veces es un acto heroico, un esfuerzo valiente para alejar los resentimientos y la tentación de vengarse, es hacer uso de la fortaleza moral para decidir hacer el bien y por consiguiente apartarse de hacer el mal.
Por otro lado, perdonar no significa reconciliarse, la reconciliación exige que dos personas que se respetan mutuamente, se reúnan de nuevo, en cuanto al perdón, es la respuesta moral de una persona a la injusticia que otra ha cometido contra ella. Se puede perdonar sin reconciliarse.

Perdonar aleja los sentimientos hostiles y negativos y favorece la recuperación emocional, propicia el reencuentro con la capacidad de confiar, mejora la salud física, mental y emocional, hace crecer y madurar, libera las mentes y corazones de rencores, odios y resentimientos.

¿Necesita más ventajas para perdonar? Añadiremos entonces que perdonar libera energía positiva que se puede invertir en general beneficios personales, mejora nuestras relaciones con las personas y con nosotros mismos, libera del dolor del pasado, se toman mejores decisiones personales, y finalmente y quizás más importante, se propicia el crecimiento espiritual y acerca a las principales enseñanzas de Jesús. Por todo lo anterior es fácil deducir que ejercer la acción de perdonar trae más beneficios para el que perdona que para el que es perdonado.

Para vivir una navidad plena y auténtica es preciso potencializar la capacidad de perdonar, de absolver a todos los que consiente o inconscientemente nos han hecho daño, dispensar a las circunstancias que no nos han sido favorables, perdonarnos a nosotros mismos por todos los errores que hemos cometido y por todas las oportunidades desperdiciadas, por las veces en que no fuimos todo lo buenos que necesitábamos ser y por las ocasiones que nos dejamos ganar por nuestras bajezas humanas.
La navidad requiere de un espíritu libre de rencores y odios, de un renovado afán por alcanzar nobles sentimientos, de corazones puros que convertidos en latientes pesebres faciliten el nacimiento de la paz y el amor, de la justicia y la bondad. La navidad exhorta a construir un escenario interior limpio, confiable, placentero, en donde el Jesús de todos los tiempos pueda nacer, vivir y reinar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Después de tu comentario escribe tu nombre para saber que eres tu.