jueves, 25 de junio de 2009
29. Un recorrido ecológico (1a. parte)
martes, 16 de junio de 2009
28. La dinámica juvenil
Tengo la dicha de tener muchos amigos, se dividen en varios grupos: los de por la casa, los de la secundaria, los de la iglesia, los del trabajo y los demás (en este último grupo caen los no clasificados pero no por ello menos apreciados).
domingo, 7 de junio de 2009
27. Intégrate a la naturaleza
26. Quiero ser libre
Fue una tarde, el sol apenas terminaba de ocultarse, el malecón estaba solitario, acababa de llover y eso alejó a quienes a diario se ejercitan en ese lugar. A todos menos a mí y a una pareja que hablaba en uno de los parques. En un momento determinado, uno de ellos se dirigió a la baranda del malecón, se trepó en ella y de cara al horizonte gritó a todo pulmón: “Quiero ser un hombre libre”.
Es verdad, lo primero que pensé es que se trataba de un loco, uno de esos despistados que tratan de llamar la atención. El segundo pensamiento tiene que ver con el exceso en el consumo de enervantes y el abuso en las bebidas espirituosas. Lo miré más detenidamente, a él y a la persona que lo acompañaba. No, no están locos, no quieren llamar la atención de nadie ni usan cosas raras. ¿Entonces?
Evidentemente, la persona que gritó era un hombre libre. No tenía cadenas, no estaba atado. No estaba encerrado. Era tan libre que podía pararse en el malecón y gritar a los cuatro vientos. Nadie lo limitó, nada se lo impidió, no fue reprimido ni amonestado. Estaba haciendo uso de su libertad para proclamar su deseo de libertad. Eso me pareció paradójico en principio, absurdo después, profundo finalmente
¿Por qué un hombre libre no puede ser verdaderamente libre? ¿Qué se lo impide? ¿Dónde están las cadenas que yo no veía pero que indudablemente lo estaban sujetando? ¿Qué tan libres era? ¿Qué tan libres somos todos?
La libertad es uno de los dones más preciados por los hombres, no hay nada que se le compare, por ella muchos lucharon y murieron. Afortunadamente hoy, todos nacemos libres y podemos permanecer en ese estado. Desafortunadamente, a lo largo de nuestra vida, muchos podemos extraviar el rumbo, y junto con él, perder las condiciones que nos hacer ser libres.
En algunas ocasiones, resolvemos caminar por sendas obscuras de la vida, avanzamos a veces lentamente, por ratos muy aprisa, y cuando menos lo esperamos, estamos sumergidos en la cárcel de la drogadicción, el alcoholismo o de cualquier otro vicio. Ya no podemos decidir por nosotros mismos, algo más maneja nuestras decisiones, nuestros pensamientos, nuestra actuación.
Durante el lapso de nuestra existencia, solemos transitar por situaciones muy espinosas que van dejando huellas indelebles en el espacio de nuestras emociones. Muchas veces no somos capaces de superar esos trances y nos hacemos esclavos de los sentimientos negativos que se generan.
Reconocer nuestra condición de dependencia, darnos cuenta que estamos atrapados en situaciones esclavizantes, que le hemos puestos rejas invisibles pero determinantes a nuestras vidas, es el primer paso para escapar de esa prisión intangible.
Manifestar nuestra voluntad y empeño por ser libres, se establece como el reto inspirador que debe motivarnos a abandonar formas de vida que imposibilitan nuestra capacidad de ser felices y hacer felices a las personas que amamos.
Gritar desenfadadamente al mundo nuestra necesidad irremediable, nuestro anhelo apremiante de libertad, representa el compromiso auténtico de producir un cambio radical en nuestras vidas, una transformación completa en nuestras formas de pensar, sentir y actuar que nos conduzca a nuevos y más grandes horizontes de realización humana.
25. Ordena tu cuarto
24.¿Porqué no ser amables?
Por el contrario, una persona amable, cuidadosa de las formas, atenta y considerada con las personas es querida y respetada por todos, apreciada a cabalidad y bienvenida en cualquier lugar, esto último se convierte inmediatamente en un importante atributo personal.
Por ello debemos derrochar amabilidad, ser cordiales, tratables y accesibles con todo el mundo, empezando con la familia, amigos y vecinos, con las personas que nos brindan cualquier tipo de servicio, los desconocidos con quienes a veces tropezamos, los conductores de otros vehículos, las personas mayores, todo el que se cruza en nuestro camino merece nuestro trato agradable, cálido y afectuoso. Eso es lo justo y correcto.
Debemos aprovechar las ventajas del buen trato y los buenos modales, debemos hacer grato el día a los que nos rodean, volver a ser una comunidad amable y acogedora, cálida y placentera (esto pasa por las actitudes, las palabras y las sonrisas). La meta deberá ser, a partir de hoy, contagiarnos de amabilidad y construir entornos mucho más agradable para todos.
Tal vez nunca sabremos el nombre del individuo del supermercado con el que se topó Mayra ni las causas que motivaron su negativa conducta, pero lo cierto es que si hubiese solicitado amablemente le cedieran el lugar en la fila se lo hubiesen facilitado. Total, sólo estaba comprando 6 productos.
23. Ten cuidado con el corazón
En primera instancia, es preciso señalar que la mayoría de las enfermedades cardiovasculares tienen como común denominador la ateroesclerosis, esto se refiere al proceso a través del cual las grasas y el colesterol se acumulan en las paredes interiores de las arterias. Estos depósitos estrechan los vasos sanguíneos llegando incluso a cerrarlos, cuando esto sucede la sangre y el oxigeno no son suministrados a las células y tejidos cercanos, lo que resulta en el daño a esa parte del cuerpo. Si este bloqueo ocurre en una arteria del corazón el resultado es un ataque cardíaco, si acontece en una arteria que irriga al cerebro deriva en un accidente cerebrovascular.
22 Aprendamos a escuchar
Oír es un acto involuntario, estoy escribiendo y a pesar de que quiero fijar mi atención en lo que escribo, no puedo evitar oír a los coches que pasan, las cortinas que se mueven con el viento, algún pájaro que canta y un perro que ladra. Escuchar requiere de un cierto grado de aprendizaje y de la voluntad para desarrollar esa necesaria habilidad.
21. Esas personas malhumoradas
No es difícil distinguir a las personas con mal humor porque siempre y en forma invariable, llevan el gesto fruncido, las cejas encontradas, los ojos hundidos, surcos al lado de la boca; cuando hablan en vez de voz se escucha una especie de ladrido desagradable. Cuando caminan lo hacen rápidamente y en forma atropellada, manotean al expresarse e invariablemente se quejan de todo y de todos.
Lo peor del caso es que andan por todos lados, seguramente los ha escuchado vociferando insultos y ofensas mientras dura la luz roja del semáforo, caminando hoscamente por los pasillos de la oficina; se habrá topado con ellos en el mercado, en el camión o en alguna ventanilla de atención al público y, en el peor de los casos, viviendo y durmiendo a su lado.
De hecho, nadie quiere tropezarse ni tener que tratar con esa gente amargosa, inconforme, desagradable y obscura; tal vez podríamos hacer un sobrehumano esfuerzo para tratar de entender sus motivaciones: tuvieron un día espantoso, siempre han vivido con mala suerte, la vida ha sido infame con ellos, traen el santo de espaldas, nacieron desangelados, la crisis lo ha golpeado más que a cualquiera, tienen el peor y más perverso de los jefes o los más ineptos subordinados del mundo, la más insoportable pareja, los hijos más abominables que se puedan imaginar, etcétera, etcétera.
Pueden ocurrírsele mil motivos más para justificar la sangre pesada de esas personas, incluso muchas de sus razones pueden ser perfectamente válidas para expresar enfado, desgano y fastidio. Lo que no se justifica es que permanezcan y hagan de ese estado de ánimo, una forma de existir y que esa manera gris y grosera de vivir dañe las sanas relaciones con familiares, vecinos, amigos y demás personas que por infortunio nos cruzamos en sus lúgubres, tétricos y retorcidos caminos.
A todas esas personas que siempre andan malhumoradas les pido un enorme favor: cálmense, tranquilos, aplacados, bájenle, modérense, no hay que ser o seguir siendo. Ya párenle, que les cuesta. Háganse a ustedes mismos y a nosotros la vida más amable. ¿Para qué continuar con lo mismo si cuesta más trabajo enojarse que sonreír?
Ya no se exalten, siempre hay remedio para todo, nada más dense un poco de tiempo para pensar detenidamente y las soluciones llegarán, se los aseguro. Les recomiendo practicar la serenidad, esto los ayudará a mantener un estado de ánimo apacible y sosegado aún en las circunstancias más adversas.
El mal humor es una actitud antisocial que además perjudica la salud. ¿Sabían ustedes que las personas con mal carácter son más propensas a desarrollar un accidente cerebro vascular? Esa es la conclusión a la que llegó un equipo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta. Por otra parte, los enojones suelen contraer tanto los músculos que pueden llegar a padecer dolores musculares, fibromialgia e incluso esguinces y torceduras, además de migraña, retortijones intestinales y flatulencias.
Es importante que se reconozcan a si mismos como unos gruñones consuetudinarios, a partir de ahí, hablen con sus familiares y amigos, pídanles les ayuden a controlar su desatinado carácter, ellos pueden tener buenas ideas y ofrecerles excelentes consejos para desactivar los arranques de cólera cuando estos surjan. No se aíslen ni se encierren en sí mismos, busquen los caminos que les lleven a componer su grotesca forma de ser.
Si bien es cierto no hay claves exactas para combatir o controlar el mal humor, existen algunos métodos que les pueden ayudar: cuenten hasta diez (mejor hasta cincuenta) hagan cualquier cosa que les ayude, tal vez apretar una pelota antiestrés o respirar profundamente, lo primero canalizará la tensión, lo segundo oxigenará el cuerpo y ambas cosas les darán tiempo para procesar las emociones, reconocerlas y encontrar mejores respuestas conductuales.
Corran, caminen, monten bicicleta, naden, levanten pesas, bailen, hagan cualquier ejercicio pero que sea con regularidad, ya que esto hará que el cuerpo produzca beta-endorfinas, la hormona que controla el estrés y mejora el estado de ánimo.
Duerman en cantidad suficiente para tener un descanso pleno y completo, estar siempre cansado puede provocar irritabilidad. Coman bien, una dieta balanceada ayuda a desintoxicar la mente y el cuerpo y proporciona la energía suficiente para evitar que las tensiones se apoderen de su vida.
Hagan todo lo que esté a su alcance para controlar su cotidiano disgusto, dense cuenta que el permanecer en ese estado de ánimo daña sus relaciones personales y familiares, afectan su imagen y alejan de ustedes a propios y extraños. Recuerden que padres malhumorados crían hijos malhumorados y si en casa todos andan enojados, sulfurados, quejosos y explosivos tendremos como resultado un hogar sin armonía ni paz y por consiguiente una familia en vías de extinción.
Por otra parte, si usted es una persona con un magnífico carácter y con actitudes tranquilas y serenas, trate de ayudar a los enojones que conozca. Si ya lo intentó y no ha conseguido resultados positivos, apártese de ellos, no permita que le contagien su amargura, antipatía, acidez, hostilidad y malas vibras. Déjelos que se alejen vertiendo su toxicidad por otro lado.
lunes, 1 de junio de 2009
20. Inteligencia emocional II
Según Goleman, autor de esta teoría, el primer componente de la inteligencia emocional consiste en tener un conocimiento profundo de nuestras propias emociones y descubrir de qué manera nuestros estados de ánimo influyen y determinan nuestro comportamiento; en este punto se trata de observar cómo actuamos dependiendo de nuestros distintos y variables estados de ánimo para descubrir los orígenes de nuestra conducta.
Una vez que conocemos nuestras emociones, el siguiente paso es controlarlas, me refiero a que debemos tener dominio de nosotros mismos para no dejarnos arrastrar por los sentimientos y las emociones del momento. Al respecto Aristóteles dijo en alguna ocasión: Cualquiera puede ponerse furioso, eso es fácil; pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta, eso no es fácil.
El tercer elemento de la inteligencia emocional es la automotivación, se trata de fijarnos metas y dirigir nuestra conducta hacia el logro de esos fines, no detenernos ni sufrir tanto por los obstáculos. En esto es necesaria cierta dosis de optimismo e iniciativa, de forma que seamos emprendedores y actuemos de forma positiva ante los contratiempos.
El reconocimiento de las emociones ajenas en fundamental, esto se debe a que las relaciones humanas se basan en saber interpretar las señales que los demás emiten de forma inconsciente y que a menudo son no verbales. El reconocer las emociones ajenas, aquello que los demás sienten y que se puede expresar por la expresión de la cara, por un gesto, por una mala contestación, nos ayuda a entender a las personas de nuestro entorno y a establecer lazos más reales y estrechos con ellas.
Finalmente debemos poner en juego todo lo anterior para establecer relaciones interpersonales adecuadas con todas las personas que nos rodean; cualquiera puede darse cuenta de que una buena relación con los demás es una de las cosas más importantes y benéficas para nuestras vidas ya que pueden conducirnos hacia el éxito social y laboral. En este punto no se habla de tratar bien solamente a los que nos son simpáticos, a nuestra familia, amigos o jefes, se trata de establecer relaciones sanas y favorables con todo aquel que de alguna forma o de otra se cruce en nuestro camino.
Un adecuado desarrollo de la inteligencia emocional nos permitirá mantener la calma cuando todo sea un caos, nos protegerá de los raptos emocionales en los cuales nos desbordamos y actuamos sin pensar y tomamos decisiones que no siempre son las mejores; nos ayudará a establecer y mantener las relaciones sociales que nos conducirán al bienestar personal, familiar, laboral y social.
La inteligencia emocional es una forma de pensamiento, una sabiduría que implica darnos cuenta de cómo actuamos, cómo controlamos nuestra conducta para que actúe en nuestro favor y de qué manera nos estamos relacionando con nuestros semejantes. Significa ser firmes en el reconocimiento de nuestros derechos y el de los demás y poder tomar decisiones difíciles poniéndonos en los zapatos de otras personas.
Por otra parte, estamos hablando de una capacidad que todos podemos desarrollar, porque todos tenemos la capacidad de aprender de nuestras experiencias personales y profesionales y aprovechar ese aprendizaje en nuestra vida diaria. Aplicar la inteligencia emocional implica ser perseverantes en nuestros propósitos, saber sobreponernos a contratiempos, fracasos y decepciones, favorecer la comunicación y la convivencia, evitar conflictos y frustraciones, facilitar las relaciones humanas y encontrar, por todos los medios, los caminos que nos conduzcan hacia el bienestar y la felicidad, que finalmente, es el motivo principal por el que estamos en este planeta.
19. Inteligencia emocional
Publicado el 20 de marzo de 2009
En esta ocasión sucedió en Alemania el pasado 11 de marzo, Tim Kretschner de 17 años, visitó su ex colegio por última vez y sin mencionar una sola palabra, se dirigió a tres aulas y comenzó a disparar en forma indiscriminada. Nueve alumnos murieron en el acto, tres maestras también sucumbieron a los balazos disparados por el asesino, ocho alumnas resultaron heridas y un adulto murió cuando el joven huyó del edificio. Posteriormente asesinó a dos personas más antes de ser abatido por la policía de la localidad.
Todavía nadie es capaz de encontrar una respuesta adecuada a una interrogante crucial: ¿Qué motivos puede tener un joven de 17 años, hijo de un empresario acomodado para realizar esta brutal acción? ¿Qué pasaba por su mente?
Si hacemos referencia a la conducta mostrada por el joven en el pasado y a la forma en que se relacionaba con las demás personas hallamos puntos contradictorios; por un lado varios alumnos del colegio, que habían conocido a Tim dijeron que no era ni bravucón, ni solitario o fracasado; se mostraba tranquilo y amistoso, incluso era agradable estar en su compañía.
Por otra parte, la prensa lo calificó como un muchacho aficionado a los videojuegos de contenido violento y señaló que había sido sometido a repetidos tratamientos por depresión y que se sentía rechazado por sus compañeros.
Seguramente en los próximos días surgirán nuevas versiones y nuevas explicaciones para el proceder de este joven, se especulará, se discutirá y se obtendrán algunas conclusiones; después se olvidarán del asunto hasta que dentro de algunos meses o años, otro joven cometa una acción similar, ¿Y mientras tanto que?
Si ánimos de sumar conclusiones, yo creo que este hecho tan concreto como brutal, ilustra de manera literal y precisa lo que sucede en una persona cuando no controla sus emociones en forma razonada, cuando se ciega y no puede pensar ante un secuestro emocional. Y precisamente eso, aplicar inteligencia a las emociones es la esencia de lo que Daniel Golemán llama inteligencia emocional, teoría dada a conocer en 1995 y que abrió todo un campo de investigación y una forma de pensamiento.
Goleman asegura que el ser humano tiene dos capacidades muy importantes: pensar y sentir. La primera se refiere a los pensamientos, las ideas, la razón. La segunda representa los sentimientos, las emociones. Estas dos capacidades funcionan al mismo tiempo y ejercen influencia una sobre otra. El desarrollo que tengamos en ambas capacidades va a dar como resultado el grado de equilibrio y bienestar que tengamos en nuestras vidas.
En este sentido, se afirma que un niño que demuestre su inteligencia en la escuela al obtener las mejores calificaciones no tiene asegurado el éxito en su vida laboral, relaciones afectivas y en general poder llevar una vida satisfactoria y plena. Puede llegar a ser un excelente cirujano y realizar operaciones muy complicadas y derrumbarse ante un divorcio o mostrarse incapaz de relacionarse adecuadamente con sus hijos.
Lo anterior da pauta para pensar que existe otro tipo de inteligencia, la que nos faculta para conducirnos correctamente en nuestras relaciones humanas y en todo a lo que se relaciona con las emociones y los sentimientos. Esa es la inteligencia emocional.
Sin embargo nuestras sociedades le han dado un especial fomento al desarrollo de los aspectos mentales dejando en segundo plano la educación y la expresión de los sentimientos y las emociones, a los niños incluso se les enseña a reprimir los sentimientos porque los hombres no lloran.
Ni en el seno de nuestras familias ni en las escuelas nos enseñan cómo ser buenos amigos y compañeros, cómo tener matrimonios exitosos, cómo desarrollar y cimentar familias unidas, cómo educar hijos felices; no nos enseñan a relacionarnos en forma adecuada con nosotros mismos para que podamos lidiar de la mejor manera posible con nuestros enfados, tristezas y fracasos.
En consecuencia tenemos sociedades con altos índices de problemáticas personales, con pérdida de valores, con hombres y mujeres que no le encuentran sentido a sus vidas ni a las vidas de los demás, con jóvenes incapaces de darle rumbo y dirección a sus existencias y que terminan atrapados en subculturas e influenciados por ideas, corrientes y tendencias ajenas a los valores aceptados por la humanidad.
En tanto se continúe dejando de lado la educación emocional continuaremos viendo crecer los índices de divorcios, violencia intrafamiliar, sexualidad en adolescentes, embarazos infantiles y otros problemas que son resultados de la incapacidad de las personas para relacionarse consigo mismas y con los demás. Y desgraciadamente, casos como el de Tim Kretschner continuaran ocupando espacios en las planas de los periódicos.
18. Que se acabó el carnaval
dipsómana melódica
Pues resulta que estaba muy entretenido con rollos carnavalescos y otras circunstancias de la vida. No está mal que me meta en esos andares. No, para nada; lo que sí está mal es que no me procure el espacio inevitable para sentarme a garrapatear sobre el teclado, eso sí que está muy mal.
Ante tal ausencia de letras, han surgido reclamos por aquí y por allá de parte de algunos amigos que aseguran extrañar esta columna llena de migajas, cenizas y desvelos; les aseguro que me ha colmado de alegría recibir sus requerimientos, mismos que me dotan de los ánimos precisos para continuar con esta tarea de empecinado escribidor.
Sin ningún ánimo de justificarme por la falta de apariciones de esta columnejilla, quiero aprovechar el espacio que se me prodiga para relatarles la circunstancia (que más que eso ha sido una ocurrencia o más aún, un atrevimiento) que se convirtió en la causa indirecta de mi transitoria lejanía.
Sin mayores preámbulos les diré que se trata de mi lastimosa participación en el grupo de los Alcohólicos Armónicos, de antemano les aseguro que no pudo ocurrirse un nombre más atinado y certero para calificar a este grupo de alegres amigos y compadres, todos relajados, ocurrentes y medio locos; todos enjundiosos (pero moderados) adoradores del buen vino, la música popular, la vida disipada, el tabledance y los bailoteos propios del carnaval.
Seguramente han oído hablar de este grupo y tal vez nos recuerden en algunas de nuestras participaciones carnestolendas, tal vez como luchadores, superhéroes o policías, como el grupo de escoceses que desfiló hace algunos años o como el alborotado grupo de toreros que el reciente sábado de bando transformó el malecón de Campeche en la plaza de toros más grande de México, en la que muchos de los matadores cortamos rabos sin recibir orejas, pero eso sí, cosechamos carretadas de aplausos por parte del tendido.
Es importante mencionar que los miembros de la antigua cofradía de alcohólicos armónicos nos trastornamos del cerebro a partir de que se han encendido las velas de difuntos en el mes de noviembre, entonces se perpetran secretas tertulias en escondidas tabernas a las que es imposible entrar si se desconoce el santo y seña. En esos sitios, tenuemente iluminados, los cofrades nos perdemos en elucubraciones y devaneos vergonzosos en un principio y finalmente, colmados de imaginación y creatividad.
Posterior al martes de carnaval, volvemos a convertirnos en gente decente; unos son profesionistas o ejecutivos destacados, algunos somos servidores públicos comprometidos y otros más, empresarios exitosos; por lo general todos se comportan como personas normales, salvo excepciones que no mencionaré.
El lapso que dura el jolgorio de carnaval nos impulsa a asistir a continuos y agotadores ensayos de dos a tres veces por semana, algunas de estas sesiones son tan intensas que se prolongan hasta altas horas de la madrugada y nos dejan completamente extenuados. Pero todo este sacrificio es siempre con el afán de ofrecer el mejor espectáculo a los asistentes al bando.
Y el esfuerzo ha dado frutos: en el año 2000 la presentación “Sólo para Mujeres” valió para el primer lugar en el concurso de grupos organizados. Este honroso lugar se nos volvió a otorgar en el 2005 con el “Show de los Pinochos” y en el 2008 con “Invasión Vikinga”. Hay por ahí tres segundos lugares: 1997 con “Pinos de Boliche”, 2001 “Escoceses” y 2006 “Panzón Jackson”.
Este 2009 se ajustaron 15 años de participación continua en el carnaval campechano, quisimos celebrarlo vistiendo el traje de luces y montando el espectáculo denominado “Sangre de Torero”; nos hubiese gustado ocupar los primeros lugares en el bando pero en esta ocasión, los reconocimientos fueron merecidamente para otros grupos. No importa, eso no nos desanima, de cualquier manera hicimos nuestro mejor esfuerzo y nos divertimos tal como lo teníamos planeado, al mismo tiempo nos sirve de acicate para encontrar nuevas ideas para desarrollar en el futuro.
A estas alturas del año, y antes de que terminara el martes de pintadera, los alcohólicos armónicos ya habíamos logrado, en el ejercicio pleno de la democracia, ponernos de acuerdo en el tema a desarrollar para el próximo carnaval. Discúlpenme pero no puedo revelarlo, un código de honor me lo impide. Pero pueden estar seguros de que no saldremos disfrazados de mujeres ni de animales ni de cosa alguna que ofenda al público o que nos denigre a nosotros mismos. Esa es una norma de grupo.